En tiempos difíciles, normalmente es la Comunicación el primero de los servicios de los que la empresa prescinde. Esto se debe no a su inutilidad real, sino a la falta de conocimiento que muchas veces tiene el empresario de la importancia de comunicar, tanto al exterior como al interior, lo que se hace dentro y fuera de los muros de la compañía.
El público quiere, cada vez más, ser partícipe. No quiere ser únicamente clientes sedentarios a los que llega la información sin que se genere nada más. Esa actitud murió hace mucho tiempo, y ahora más que nunca el usuario necesita feedback y necesita conocer lo que pasa a su alrededor.
Seguro que muchas veces habéis oído la expresión "que hablen mal de mí, pero que hablen de mí". La Comunicación sirve precisamente para reforzar esa idea y lograr que los comentarios, positivos o negativos, vayan al menos en la línea que queremos, o como mínimo nosotros hayamos podido participar en la conversación. ¿Qué sentido tiene que se dé un diálogo sobre una marca y aquél que sabe más sobre ella no participe?
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